Según la Agencia Internacional de la Energía en 2021 la inversión mundial en energía fue de 1,9 billones de dólares. Este dinero se repartió en producción de combustibles, infraestructuras energéticas, generación de electricidad, industria, transporte y edificación. Dentro de esta cantidad se destinaron 750.000 millones de dólares a energías limpias y a eficiencia energética, con 180.000 millones para eficiencia en edificación y 50.000 millones para eficiencia en el transporte [1]. Aun así, la propia Agencia Internacional de la Energía indica que esta cantidad se ha de triplicar si se quiere estabilizar el aumento de la temperatura media del planeta en 1,5ºC.

En el contexto europeo, la Unión Europea publicó en 2019 el reglamento “Clean energy for all Europeans” [2], energía limpia para todos los europeos, en el que desarrolla 8 directivas en materia energética que abarcan diversos temas como el sector residencial, las energías renovables, la eficiencia energética y la regulación eléctrica. Además, insta a todos los estados miembros a elaborar un Plan Nacional de Energía y Clima para la década 2021-2030, donde se detallen las medidas que se llevarán a cabo a nivel nacional.

Como consecuencia, España, a través del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, ha propuesto a la UE su Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) [3], donde fija los objetivos en materia energética. Este plan propone ambiciosos avances resumidos en los siguientes objetivos:

– 23% de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) respecto a 1990.

– 42% de renovables sobre el uso final de la energía.

– 39,5% de mejora de la eficiencia energética.

– 74% de energía renovable en la generación eléctrica.

Por otro lado, en 2021 la UE publicó el “Green Deal” o Pacto Verde Europeo [4], que engloba una serie de medidas en materia de clima, energía, transporte y fiscalidad con el fin de reducir las emisiones netas de gases de efecto invernadero en al menos un 55% de aquí a 2030. Este programa se llevará la tercera parte de los fondos del plan de recuperación y contará con financiación del presupuesto de la UE durante los próximos siete años.

Aparte del Pacto Verde Europeo, el llamado Instrumento de Recuperación “Next Generation EU” [5] añadirá 750.000 millones de euros al presupuesto 2021-2027 llegando a un total de 1,8 billones de euros para paliar los efectos del COVID-19 y favorecer la transición energética y la transformación digital. Aproximadamente el 30% de este presupuesto total se destinará a proyectos relacionados con el clima.

Más recientemente la UE ha lanzado el Plan “REPowerEU” [6] con una inversión adicional de otros 210.000 millones de euros hasta el 2027 para disminuir la dependencia del gas y petróleo rusos y seguir acelerando la transición energética. Para ello pretende disminuir la demanda energética de la UE en un 5% con medidas de eficiencia energética, sobre todo en edificación, diversificar nuestros proveedores de combustibles fósiles y acelerar el despliegue masivo de energías renovables.